domingo, 28 de abril de 2013

ERMITAS




El título de este apartado es "ermitas" pues hubo varias, aunque en la actualidad solo se conserva una.
            Ermita del Santo Cristo o del Humilladero: hasta principios del siglo XX se encontraba a las afueras del pueblo, hoy existen varias casas de nueva construcción próximas a esta. El antiguo cementerio (hoy derruido) de época posterior se encuentra a escasos metros de dicha ermita. Data esta del año 1730, como figura en el dintel de la  puerta que da acceso a la misma. Tiene forma rectangular y está porticada.   Tiene un retablo neoclásico del siglo XIX con una talla de Cristo crucificado de 84 cm. de altura y una talla de San Agustín de 74 cm. de altura del  siglo XVII.
            En el siglo XVIII ya existían 14 cruces que partían desde la iglesia hasta dicha ermita, dichas cruces eran algunas de granito tanto la base como el resto, otras solamente tenían la base de granito y el resto de madera.  
Una de las cruces que están ahora en el antiguo cementerio.


En la actualidad se conserva en buen estado la situada delante de la iglesia.
Las bases y brazos están desperdigadas por varios sitios; cementerios varias, detrás de la iglesia etc...
Estas cruces marcaban el camino y las estaciones del Vía Crucis desde la iglesia hasta la ermita.
                                                                                                                                
            Ermita de San Sebastián: hoy no quedan restos por lo menos visibles. Se encontraba en el alto del lugar del Cotorro y se accedía a ella por la calle de San Sebastián, cuyo nombre se lo debía a dicha ermita. Dicho camino o calle partía nada más cruzar el río Yeltes, frente al antiguo puente, y que en la actualidad es parte de la carretera que conduce al Maillo.
            Por algunos indicios, en el campo debió existir otra ermita de la cual no queda resto alguno lo que hace difícil su localización. Se debía situar próxima al camino del Cristo que conducía a la ermita del Cristo de la Laguna (Aldehuela de Yeltes) a la cual acudían en romería con gran devoción los vecinos de Puebla.

domingo, 21 de abril de 2013

HISTORIA DE PUEBLA DE YELTES X: llegamos al final




El día 3 de mayo del año 1949 ante el notario de Ciudad Rodrigo D. José Zuñiga Galindo comparecieron: Lázaro Inestal, en representación de su madre Dña. Juana Criado Calama, de Mogarraz, casada con D. José Inestal Hernández, D. Lucas Criado Cascón vecino de Mogarraz y por otra parte los vecinos de Puebla de Yeltes:

Don Esteban Benito García
Don Agustín Hernández García casado con Doña Angélica Herrero Rodríguez
Don Juan Matías Becerro Benito casado con Doña Demetria Benito Hernández
Don Pedro Benito y Benito
Don Juan Manuel Herrero Rodríguez casado con Doña Ana María San Juan Pérez

Estos actuaron como representantes del resto de vecinos de Puebla. Todas las partes acuerdan redimir el censo enfitéutico que los vecinos de Mogarraz habían comprado a los Dominicos de la Peña de Francia. 
El concejo del pueblo pagaba hasta la anulación del censo: 76 fanegas de trigo de segunda, dos carneros, 30 gallinas y 90.000 pesetas.
Desde que se estableció el censo enfitéutico en 1471 por parte de D. Francisco de Montiel hasta 1949 lo que se vendía o traspasaba era el cobro de rentas.  Debieron existir otras tierras, huertos, casas etc., libres de dicho pago de rentas.

La anulación de dicho censo fue capital a la hora de anular el embargo que por parte de Hacienda se hizo con pública subasta el 15 de marzo de 1967. En esta fecha se anuncia en el B.O.P. la subasta de 135 fincas rusticas con un total de 2.582 hectáreas en el término de Puebla de Yeltes por deudas a la Hacienda Pública por un total de 44.000 pesetas. Esta noticia dio pie para que varios diarios a nivel nacional y provincial publicaran  artículos y comentarios. 





La razón de dicha subasta es que los recibos de contribución rustica venían a nombre de un solo titular y no de forma nominal a cada propietario.
Se paralizó dicho proceso al demostrar mediante documentos que existían escrituras públicas de cada propietario desde antes de 1949 y que dichas fincas no eran comunales.

Aquí finaliza el repaso a la historia de cómo Puebla de Yeltes llegó a ser Puebla de Yeltes. Esperamos que os haya resultado útil conocerla y sobre todo entretenida. Nos encantaría que todo aquel que tenga más información la comparta en este blog o en la página de Facebook que hemos abierto, después de todo ese es el espíritu de la red 2.0.
En las siguientes entradas de este blog intentaremos seguir aportando datos novedosos sobre nuestro pueblo y sus gentes. Continuamos...

domingo, 14 de abril de 2013

HISTORIA DE PUEBLA DE YELTES IX: idas y venidas con los dueños de la Puebla del Campo de Yeltes









El 18 de marzo de 1471 Juan Fernández de Cogorza y su hermana Toribia González, esta con autorización de su marido Juan Sánchez, y Marina Gómez hija de Alfonso Sánchez, con licencia de su marido Jorge Sánchez, vecinos todos ellos de San Martín del Castañar vendieron a Francisco Montiel, vecino de Ciudad Rodrigo, todas las posesiones que tenían en Puebla por 40.000 maravedíes.
Unos meses después, mediante escritura pública del notario D. Diego Álvarez, D. Francisco Montiel dio en calidad de censo enfitéutico1 al Concejo y hombres buenos de la Puebla del Campo de Yeltes, reunidos bajo el portal de la antigua iglesia, todas las heredades, casas, corrales, molinos, linares, prados que de dicho pueblo y su término ahora le pertenecían.
Por dicho censo enfitéutico los vecinos pagarían 1.900 maravedíes, una docena de gallinas buenas y un carnero añejo bueno con la condición de que si dejaran de pagar dicho censo tres años seguidos a Francisco Montiel o sus sucesores estos podían entrar en posesión de dichas heredades.

En este mismo año 1471, Pascual García, Juan García, Pedro García y Marina García, vecinos de Serradilla del Arroyo, vendieron sus posesiones en Puebla de Yeltes también a Francisco Montiel por 16.000 maravedíes.
En una segunda escritura D. Francisco Montiel dio también en censo enfitéutico perpetuo al pueblo estas nuevas posesiones. Los vecinos de Puebla, deberían pagar anualmente por dicho censo 1.000 maravedíes, una docena de gallinas y un cabrito, bajo las condiciones del primer censo. Esta segunda escritura se otorgó en Ciudad Rodrigo ante el notario D. Diego García de San Pedro que era Escribano Real a fecha de 28 de noviembre de 1471. 

El 4 de mayo de 1473 Francisco Montiel vendió al convento de Santa María de Francia (Dominicos de la Peña de Francia) todo lo que había dejado a los vecinos de Puebla en censo enfitéutico y cuya renta ascendía a 2.900 maravedíes, 24 gallinas, un carnero y un cabrito. El Concejo y vecinos de Puebla de Yeltes pasaron a pagar la renta a los Dominicos de la Peña de Francia. Francisco Montiel justificó esta venta a los frailes con estas palabras: “por las muchas y buenas obras que de vosotros (los frailes) he recibido”. Así pues los dominicos pasaron a ser los nuevos propietarios de Puebla de Yeltes. 
La razón de cederlo a los frailes se debe a que durante la Edad Media, e incluso en nuestros días, era muy corriente donar terrenos, posesiones o dinero a comunidades religiosas con la finalidad de asegurar la salvación de las almas.
Monasterio de la Peña de Francia
           








1. Cesión perpetua o por largo tiempo del dominio útil de un inmueble, mediante el pago anual de un canon y de laudemio (derecho que se paga al señor del dominio directo cuando se enajenan las tierras y posesiones dadas en enfiteusis) por cada enajenación de dicho dominio.



domingo, 7 de abril de 2013

LUNES DE AGUAS





Hoy vamos a dejar de lado la historia del pueblo para hablar de una festividad muy nuestra: el Lunes de aguas, empezó siendo una fiesta de Salamanca capital pero se ha extendido por toda la provincia. No dudo que sepáis de donde viene esta celebración pero no viene mal recordarlo.




El 12 de noviembre de 1543, hizo su entrada solemne en la ciudad de Salamanca un jovencísimo Felipe II, de dieciséis años de edad, en medio de una gran expectación popular.



Felipe II
FELIPE II


El joven príncipe se iba a desposar en la ciudad con la princesa María Manuela de Portugal. En los días siguientes, en los que tuvieron lugar los actos de celebración de los esponsales hasta el día en que se marcharon los recién casados hacia Valladolid, se sucedieron en Salamanca saraos, festejos, corridas de toros, juegos de cañas, justas y torneos entre los dos bandos tradicionales de la ciudad de manera ininterrumpida en los cuales Felipe conoció a fondo el verdadero rostro de Salamanca.
Él, a pesar de su juventud, es una persona severa y grave, que ya mostraba su carácter sobrio, religioso y poco dado a los placeres banales. Felipe quedó asombrado de como esta sobria y señorial capital de la Meseta podía ser a un mismo tiempo templo del saber, el dogma y la palabra, y el ocio y la diversión sin límites ni miramientos. Y es que en Salamanca en aquellos años se llegaban a reunir más de ocho mil estudiantes, entre los cuales había becados, sopistas (estudiantes que seguían su carrera literaria sin otros recursos que los de la caridad) y señoritos de postín; y mueven a su alrededor un complejo mundo plagado de criados, mozos de cuadra, taberneros, curas corruptos, prostitutas para todos los bolsillos y dones, rameras con más bachillerías que los propios estudiantes, lavanderas, amas de llaves, buhoneros y feriantes.
Ante tal espectáculo lo primero que hizo es promulgar un edicto en el cual ordenó que durante los días de Cuaresma y Pasión la prohibición de comer carne se extendiera a otras conductas que conllevasen pecado carnal, y así obligó a que las prostitutas, que habitaban en la Casa de Mancebía de Salamanca, fueran expulsadas de la ciudad a partir del Miércoles de Ceniza, y conducidas extramuros (al llamado Arrabal del Puente, en la orilla izquierda del Tormes) durante la Cuaresma, poniendo además como condición que ninguna osase acercarse a menos de una legua de los límites de la ciudad bajo pena de sufrir gran castigo.
A partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca abandonaban la ciudad antes de comenzar la Cuaresma y desaparecían de ella de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado de río Tormes. De conducirlas a su exilio y de su regreso se ocupaba el conocido popularmente como Padre Putas. Este personaje con el tiempo se ha convertido eufemísticamente en el Padre Lucas, el cabezudo más famoso perseguidor de niños en los días de las fiestas salmantinas.
Pasada la Semana Santa y con ella el periodo establecido, las rameras regresaban a Salamanca el lunes siguiente al Lunes de Pascua. Los estudiantes organizaban una grandísima fiesta y salían a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo, estrépito y alboroto. Ellos mismos se encargaban de cruzarlas en barca de una orilla a otra del río, y en medio de una gran algarabía llegaba el descontrol que culminaba siempre con un gran remojón colectivo, con los asistentes al evento, prostitutas y estudiantes, completamente ebrios.
En la actualidad todos los Lunes de Aguas, la ciudad y los pueblos de la provincia se quedan vacíos por la tarde y se organizan grandes meriendas en parques, praderas y cualquier extensión de campo en las inmediaciones de los mismos con el típico hornazo salmantino.

¡Que lo disfrutéis!