domingo, 7 de abril de 2013

LUNES DE AGUAS





Hoy vamos a dejar de lado la historia del pueblo para hablar de una festividad muy nuestra: el Lunes de aguas, empezó siendo una fiesta de Salamanca capital pero se ha extendido por toda la provincia. No dudo que sepáis de donde viene esta celebración pero no viene mal recordarlo.




El 12 de noviembre de 1543, hizo su entrada solemne en la ciudad de Salamanca un jovencísimo Felipe II, de dieciséis años de edad, en medio de una gran expectación popular.



Felipe II
FELIPE II


El joven príncipe se iba a desposar en la ciudad con la princesa María Manuela de Portugal. En los días siguientes, en los que tuvieron lugar los actos de celebración de los esponsales hasta el día en que se marcharon los recién casados hacia Valladolid, se sucedieron en Salamanca saraos, festejos, corridas de toros, juegos de cañas, justas y torneos entre los dos bandos tradicionales de la ciudad de manera ininterrumpida en los cuales Felipe conoció a fondo el verdadero rostro de Salamanca.
Él, a pesar de su juventud, es una persona severa y grave, que ya mostraba su carácter sobrio, religioso y poco dado a los placeres banales. Felipe quedó asombrado de como esta sobria y señorial capital de la Meseta podía ser a un mismo tiempo templo del saber, el dogma y la palabra, y el ocio y la diversión sin límites ni miramientos. Y es que en Salamanca en aquellos años se llegaban a reunir más de ocho mil estudiantes, entre los cuales había becados, sopistas (estudiantes que seguían su carrera literaria sin otros recursos que los de la caridad) y señoritos de postín; y mueven a su alrededor un complejo mundo plagado de criados, mozos de cuadra, taberneros, curas corruptos, prostitutas para todos los bolsillos y dones, rameras con más bachillerías que los propios estudiantes, lavanderas, amas de llaves, buhoneros y feriantes.
Ante tal espectáculo lo primero que hizo es promulgar un edicto en el cual ordenó que durante los días de Cuaresma y Pasión la prohibición de comer carne se extendiera a otras conductas que conllevasen pecado carnal, y así obligó a que las prostitutas, que habitaban en la Casa de Mancebía de Salamanca, fueran expulsadas de la ciudad a partir del Miércoles de Ceniza, y conducidas extramuros (al llamado Arrabal del Puente, en la orilla izquierda del Tormes) durante la Cuaresma, poniendo además como condición que ninguna osase acercarse a menos de una legua de los límites de la ciudad bajo pena de sufrir gran castigo.
A partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca abandonaban la ciudad antes de comenzar la Cuaresma y desaparecían de ella de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado de río Tormes. De conducirlas a su exilio y de su regreso se ocupaba el conocido popularmente como Padre Putas. Este personaje con el tiempo se ha convertido eufemísticamente en el Padre Lucas, el cabezudo más famoso perseguidor de niños en los días de las fiestas salmantinas.
Pasada la Semana Santa y con ella el periodo establecido, las rameras regresaban a Salamanca el lunes siguiente al Lunes de Pascua. Los estudiantes organizaban una grandísima fiesta y salían a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo, estrépito y alboroto. Ellos mismos se encargaban de cruzarlas en barca de una orilla a otra del río, y en medio de una gran algarabía llegaba el descontrol que culminaba siempre con un gran remojón colectivo, con los asistentes al evento, prostitutas y estudiantes, completamente ebrios.
En la actualidad todos los Lunes de Aguas, la ciudad y los pueblos de la provincia se quedan vacíos por la tarde y se organizan grandes meriendas en parques, praderas y cualquier extensión de campo en las inmediaciones de los mismos con el típico hornazo salmantino.

¡Que lo disfrutéis!
 

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